Publicado el 13/01/2023
El compromiso de las empresas y las autoridades locales con la neutralidad de carbono es como el de los ciudadanos: heterogéneo. Mientras algunas son muy proactivas, incluso precursoras, otras avanzan a un ritmo más pausado. Pero para todos los responsables de RSE, la evaluación de los gases de efecto invernadero y la compensación de emisiones de carbono son cruciales, aunque no por ello menos complejas. Sea cual sea su nivel de compromiso, buscan herramientas y métodos que lo faciliten. Aparte de la posibilidad de que la empresa produzca parte de su energía in situ (a través turbinas eólicas, paneles fotovoltaicos, etc.) y ecologice así su mix energético, la sobriedad energética y el rendimiento siguen siendo las dos palancas principales para que la empresa reduzca su consumo de energía y mejore así la reducción de su huella de carbono.
¿Cuáles son los puntos clave para facilitar la evaluación de los GEI? ¿Cómo podemos ir más allá en la compensación de carbono? He aquí un breve resumen.
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Seguimiento energético y huella de carbono: ¿un software o dos?
La empresa dispone de dos soluciones técnicas para establecer su balance de GEI:
O bien utilizar un sistema de gestión de la energía y, por separado, una herramienta específica dedicada al balance de carbono de la empresa,
O bien utilizar un sistema avanzado de gestión energética que incluya un módulo de huella de carbono.
Cada solución tiene sus ventajas e inconvenientes. Sobre el papel, los programas informáticos dedicados al cálculo de las emisiones de GEI te permiten ir más allá, sobre todo en los cálculos relacionados con el alcance 3 (emisiones generadas por los proveedores y prestadores de servicios de la empresa, aguas arriba y aguas abajo de su actividad). Pero cuidado, muchas plataformas de contabilidad del carbono utilizan datos aproximados, por ejemplo, basados en datos financieros (facturas) para calcular las emisiones de gases de efecto invernadero. Obtener más datos de consumo físico en tiempo real es una garantía de fiabilidad. Cuanto más genéricos sean los datos utilizados, más difícil será medir los resultados de las acciones.
Si optas por dos herramientas, tendrás que conectarlas de todos modos, lo que a veces puede resultar complicado. Por eso es más fácil disponer de una herramienta centralizada para un enfoque preciso y completo. Un EMOS permite integrar los datos sobre emisiones de GEI y determinados criterios ESG en un mismo informe. Y los Sistemas de Gestión de la Energía siguen avanzando en esta dirección, añadiendo regularmente funciones cada vez más avanzadas.
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Apoyar la gestión del carbono de la energía con un sistema de gestión energética
Aunque la obligación legal es controlar las emisiones de GEI, y no necesariamente reducirlas, está claro que los intereses financieros y de sostenibilidad convergen. Ahorrar m3 de carbono también significa ahorrar millones de euros. La explosión de los costos de la electricidad y del gas refuerza esta observación.
Según el protocolo GEI, y más aún si se complementa con la certificación ISO14064-1, las emisiones de GEI deben medirse, supervisarse y controlarse siempre. Aquí es donde el software de monitoreo energético debe estar a la altura de las ambiciones y los retos, gracias a un seguimiento más estructurado y controlado del aspecto carbono de la energía.
Protocolo GEI: ¿Cómo puede ayudarle la digitalización a cumplirlo?
El Sistema de Gestión Energética ofrece múltiples funcionalidades relacionadas con el análisis del consumo de energía:
Centralización de datos (recuperación de datos mediante soluciones de inserción para un enfoque multisitio y multiactor) en tiempo real.
Un espacio de trabajo visual que facilita la comprensión, lectura y accesibilidad de sus datos.
Consideración de la disparidad de fuentes de energía (y, por tanto, de la disparidad de emisiones de GEI) y análisis comparativo.
Distinción entre emisiones directas (alcance 1) e indirectas (scope 2) (alcance 2) y clasificación según su alcance (organizativo u operativo)..
Presencia de una base de datos de factores de emisión (valor representativo generado por una actividad cuando no es posible la medición directa): una base de datos rica, actualizada y modificable para adaptarla a su actividad y acercarse así a la realidad.
A continuación, el Sistema de Gestión de la Energía permite definir, supervisar y controlar con precisión los objetivos y subobjetivos. Esto se consigue construyendo un escenario básico, pero también elaborando simulaciones adicionales, obtenidas modificando los ritmos de las acciones, según lo que cuestan o rinden.
Para una empresa que opera en varios países, las acciones y sus consecuencias financieras pueden así medirse y controlarse. Por ejemplo, una fuente de energía solar en el sur de Europa no tendrá el mismo impacto en el cálculo de las emisiones de carbono que en Escandinavia. Las subvenciones públicas también son diferentes allí, etc. Por tanto, la precisión de los escenarios permite afinar distintas estrategias, que se aplicarán más o menos rápidamente, en función de sus respectivos costos en cada país. Por último, reducir el consumo de energía también significa poder intervenir rápidamente en caso de anomalía, gracias a la monitorización en tiempo real.
Con el Módulo de Gestión Energética, el balance de GEI se calcula sin especial dificultad en los alcances 1 y 2 con el mix energético del país, por un lado, y el consumo de electricidad y gas de la empresa, por otro.
Sin embargo, si la empresa tiene como objetivo el carbono cero, entonces entra en juego el mecanismo de compensación de carbono.
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¿Personalizar la compensación de carbono con datos en tiempo real?
Poner en marcha un plan para reducir los KWh y los GEI en un -30% de aquí a 5 años y en un -80% de aquí a 2040, o incluso llegar a cero carbono: éste es el tipo de ambición que han mostrado algunas empresas desde la COP26 de 2021.
Es el caso, sobre todo, de las empresas que han participado o están participando en la Iniciativa de Objetivos Científicos (SBTi) o de las que están sujetas al Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la Unión Europea.
Mercados de carbono: ¿cómo aprovechar el juego?
El impacto carbono enla compra de energía por parte de la empresa se incluye en el cálculo de las emisiones indirectas, es decir, en el alcance 2. Se entiende que cuando una empresa compra energía "verde", su responsabilidad es comprar lo mejor que pueda dentro del marco de su Contrato de Compra de Energía.
Para las empresas que tienen que activar el mecanismo de compensación de carbono, el cálculo suele basarse en la combinación energética del país en cuestión. Pero algunas grandes empresas van más allá, y a veces las ONG las animan a ello, al querer calcular con precisión su impacto en el carbono, y así implicarse plenamente en su descarbonización, con pleno conocimiento de su consumo energético y de sus emisiones de gases de efecto invernadero. En efecto, ¡un kwh no emite la misma cantidad de carbono según se produzca en julio a las 2 de la tarde o en noviembre a las 6 de la mañana! Y esto se acentúa con el aumento de las fuentes de energía renovables. Los picos de emisiones de carbono no se corresponden necesariamente con las horas valle o punta. La empresa puede internalizar este cálculo de las emisiones de carbono, pero para ello se requieren conocimientos muy especializados. El método más habitual es pedir al proveedor de energía que calcule la compensación real, día a día y hora a hora, en un emplazamiento determinado. El control detallado de la energía, basado en el consumo en tiempo real, es de nueva utilidad en este caso. A continuación, la empresa puede aplicar con precisión el mecanismo de compensación de carbono, comprando directamente certificados verdes o imponiendo una energía descarbonizada a su proveedor (que la compensará como parte de su Contrato de Compra de Energía, o comprando certificados de origen). Sin embargo, esto se hará en función de la huella de carbono real de la empresa, que se introducirá en el alcance 2.
QUÉ RECORDAR
Para todas las empresas que publican su balance de GEI, ya sea obligatorio o no, y sea cual sea el impacto del proceso en la estrategia general de la empresa, encontrar las claves para facilitar la elaboración de este informe es siempre un reto. Un buen Sistema de Gestión Energética que incorpora un módulo de evaluación de GEI facilita bastante la recopilación de los elementos necesarios para los alcances 1 y 2. Así, ayuda a entender el impacto de la actividad de la empresa en el mundo, gracias a la agregación de diferentes datos, de diferentes actores y diferentes lugares, de forma rápida. También permite, si la empresa entra en un proceso de descarbonización más completo, personalizar el cálculo de sus compensaciones de carbono, gracias al seguimiento del consumo en tiempo real.
Todos estos elementos -a los que podemos añadir el seguimiento de los precios en los mercados energéticos- se ponen a disposición de los gestores de la RSE que, para aplicar plenamente una estrategia de carbono, también deben gestionarla y cuantificarla financieramente.
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