Para alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), las autoridades públicas presionan a las empresas a través de los mercados de carbono. ¿Qué está en juego en estos sistemas basados en cuotas para las empresas? ¿Cómo funcionan estos mercados de carbono? ¿Y cómo pueden las tecnologías digitales ayudarle a reducir sus emisiones de CO2? He aquí algunas explicaciones.
Mercados de carbono: ¿qué son?
¿Qué es un mercado de carbono?
Un mercado de carbono es un sistema de comercio de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Este sistema de regulación obliga a los principales emisores de GEI a reducir sus emisiones para alcanzar el objetivo de neutralidad de carbono fijado para 2050 en los acuerdos de París.
Existen varios regímenes de comercio de carbono en todo el mundo. Por ejemplo, la Unión Europea tiene su propio mercado, llamado Sistema de Comercio de Emisiones (European Union Emissions Trading System - EU ETS).
Centrarse en el RCCDE (Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la Unión Europea)
Las empresas de altos consumos energéticos están sujetas al mercado europeo del carbono: industrias especializadas en la producción de papel, acero, cemento, vidrio, etc., o cualquier tipo de fábrica (en todos los sectores) con una capacidad térmica superior a 20 MW. Cada año, deben entregar a la autoridad reguladora unos derechos de emisión equivalentes a sus emisiones reales de carbono.
En el cálculo de las cantidades de carbono emitidas, sólo se tiene en cuenta el consumo de combustibles fósiles (fuel, carbón, gas natural, etc.) relacionado con el ámbito 1 en relación con las actividades, equipos y edificios de la empresa.
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Las cuotas pueden obtenerse de dos maneras:
- Por asignación gratuita: cada año, la autoridad pública emite un volumen de derechos de forma gratuita, en función del sector de actividad, pero estas asignaciones disminuyen con los años para animar a las empresas a invertir en la ecologización de sus actividades.
- Comprando en los mercados: con una fuerte tensión entre la oferta y la demanda, que hace que el valor de los derechos de emisión fluctúe con el tiempo.
Para evitar la compra de derechos de emisión en el mercado, las empresas también pueden compensar sus emisiones poniendo en marcha proyectos certificables de reducción de emisiones.
Un mercado con una presión creciente
Las limitaciones presupuestarias relacionadas con las cuotas y la presión política sobre los mercados de carbono hacen que la descarbonización sea una cuestión estratégica para muchas empresas.
Un reto presupuestario creciente
Hasta 2017, el precio de la tonelada de CO2 se mantuvo bastante estable en menos de 6 euros. Esto permitió a las empresas tener una buena visibilidad y gestionar un presupuesto de CO2 financieramente controlado. Pero la presión medioambiental es cada vez mayor.
En 2019, la creación de un mecanismo de intervención europeo para contrarrestar una caída excesiva del precio de la tonelada de CO2 en caso de exceso de derechos (conocido como Market Stability Reserve) hizo subir el precio medio hasta los 83 euros por tonelada en 2022. Estimado en un 20% para el primer semestre de 2022, la importante volatilidad de los precios, combinada con su alto nivel, constituye ahora un riesgo importante para los fabricantes que deben gestionar esta incertidumbre.
Creciente conciencia de la responsabilidad medioambiental de las empresas
Con su "Green Deal" para Europa, lanzado el 14 de julio de 2021, la Unión Europea ha reafirmado su ambición de lograr la neutralidad del carbono para 2050, con un objetivo intermedio de reducción del 55% de las emisiones para 2030.
Cuando se les pide que se pronuncien, casi todas las empresas que cotizan en bolsa han comunicado su voluntad de controlar sus emisiones de CO2 en estas fechas clave. Al mismo tiempo, los fondos de inversión se preocupan cada vez más por la responsabilidad social y medioambiental de las empresas.
Ante la volatilidad de los precios y los compromisos de rendimiento adquiridos por las empresas, las emisiones de CO2 deben gestionarse de forma operativa, y no sólo de forma contable o administrativa.
Reducción de las emisiones de carbono: las ventajas de EMOS
Para el seguimiento operativo de las emisiones de gases de efecto invernadero, se debe disponer de un informe mensual del director del centro en el que se detallen :
- La evolución de las emisiones en comparación con el periodo anterior.
- Actualización de la cobertura de los derechos de emisión.
Esto requiere ajustarse a las variaciones cada vez más frecuentes del contexto operativo del centro (variaciones de producción, crisis sanitarias, etc.), con una actualización continua de los datos: una tarea difícil de gestionar con las herramientas tradicionales (documentación en papel, archivos Excel, etc.).
En cambio, con una solución digital como EMOS (Sistema de Gestión y Optimización de la Energía), esta gestión se facilita enormemente.
- Los datos energéticos se centralizan, se actualizan automáticamente y se visualizan en tiempo real en una única plataforma capaz de gestionar múltiples centros.
- El riesgo de error humano se reduce.
- Las emisiones de gases de efecto invernadero se calculan con precisión, para poder hacer estimaciones y cálculos exactos.
- La inteligencia artificial permite construir previsiones de emisiones según diferentes escenarios y anticiparse a las desviaciones del presupuesto inicial.
A medida que la normativa se hace más estricta, es esencial poder medir y analizar datos energéticos cada vez más precisos y detallados. En este contexto, la utilización de una solución de gestión y optimización de la energía es una oportunidad innegable para cumplir mejor sus obligaciones en materia de cuotas de carbono y controlar sus emisiones de GEI.
¿Le gustaría recibir apoyo en su estrategia de descarbonización para hacer frente a las limitaciones de los mercados de carbono?