México enfrenta enormes retos y múltiples compromisos nacionales e internacionales derivados de la reforma energética del 2013 y la ratificación del Acuerdo de París, para esto, hubo una transformación del marco institucional que destacó el papel de la eficiencia energética como un instrumento clave, por ello, el gobierno mexicano busca impulsar su implementación, promover la coordinación de los actores en el financiamiento e implementación y desarrollar política pública por medio de proyectos y programas.
Con la reforma de 2013, se creó la Ley de Transición Energética (LTE), que modificó el paradigma mexicano de dependencia a los combustibles fósiles (los combustibles fósiles representaron el 87.2 % de la producción de energía primaria en 2015) al incorporar acciones específicas para descarbonizar la economía y reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
En México los responsables de establecer la hoja de ruta para alcanzar las metas de eficiencia energética son la Secretaría de Energía (SENER) junto con la Comisión Nacional del Uso Eficiente de la Energía (CONUEE) y quienes tienen a su cargo establecer las metas y objetivos del Programa Nacional de Aprovechamiento Sustentable de la Energía (PRONASE).
En la última década, el Cambio Climático en México ha sido un tema importante en el marco normativo y esto se ve reflejado en la Ley General de Cambio Climático en donde presenta los beneficios de la eficiencia energética como clave para las acciones de mitigación y reducción de emisiones donde incluye el sector privado como estratégico en este proceso, así como el desarrollo y transferencia de tecnología baja en carbono. Derivada de esta ley, surge la Estrategia Nacional de Cambio Climático el cual es el instrumento de planeación para lograr la mitigación y adaptación del cambio climático y la reducción de emisiones. Su principal objetivo es reducir para el año 2020 el 30% de emisiones y para el 2050 el 50% respecto al año 2000.
Los diferentes actores en México, así como las estrategias implementadas resaltan los beneficios económicos de la eficiencia energética y la forma en la que esta tiene implicaciones en el aumento de la competitividad y productividad. La CONUEE destaca como beneficios la reducción de costos en el uso de la energía, creación de empleos y capital humano especializado, así como el cambio de cultura alrededor de la eficiencia que fomenta un crecimiento económico disminuyendo el uso intensivo de energía.
Datos oficiales del Gobierno de México indican que el 30% de la energía consumida en el país se destina a los procesos productivos de la industria. Las principales industrias intensivas en energía son la minería (16%), la industria química (13%) y la producción de acero y hierro (13%), esto hace que se vuelva relevante el potencial en ahorro energético en términos económicos y beneficios medioambientales de los procesos en eficiencia energética enfocados al consumo industrial.
Para lograr las metas propuestas para el 2050, la CONUEE establece programas y acciones que permitan propiciar el aprovechamiento sustentable de la energía mediante el uso óptimo de la misma en todos sus procesos y actividades, desde su explotación hasta el consumo final, para esto y en coordinación con los demás actores, ha puesto en marcha distintos programas como el Programa de Ahorro y Eficiencia Energética Empresarial (PAEEEM) y el Programa Nacional para Sistemas de Gestión de la Energía (PRONASGEn) que busca fomentar la implementación de mejores prácticas y sistemas de gestión de la energía. Este tipo de programas destaca por los esfuerzos en aumentar el número de certificaciones en ISO 50 001, relacionada a los SGEn, en México.
Las metas son ambiciosas, pero en materia de Eficiencia Energética, México tiene un marco normativo sólido acompañado de políticas públicas que permiten a la industria establecer la implementación de medidas que apoyen a la descarbonización de su territorio y a mejorar la competitividad y la productividad de la economía.